jueves, 27 de noviembre de 2008

TU PROJIMO Y TU

1. Si tu prójimo se compra un carro del año, es vanidad. Si tú te locompras, es necesidad.
2. Si a tu prójimo le da ira, es pecado. Si a ti te da ira, es que "tucarácter es así."
3. Si tu prójimo te dice la verdad que no te gusta, es que no tieneamor. Si tu lo haces es que eres sincero.
4. Si tu prójimo no te saluda, es que es orgulloso. Si tu no losaludas, es que "no lo vistes."
5. Si tu prójimo no cumple con su deber, es un irresponsable. Si tu nocumples con tu deber es que realmente no puedes.
6. Si tu prójimo tiene serias dificultades, es que está en pecado. Situ las tienes, es una prueba.
7. Si tu prójimo no trabaja es que es un vago. Si tu no trabajas, esque no consigues trabajo.
8. Si tu prójimo sufre escasez, es que es un mal administrador. Si tusufres escasez, es que no ganas suficiente.
9. Si tu prójimo habla de los demás, es un calumniador. Si tu hablas delos demás, "es para orar."
10. Si tu prójimo cae en tentación, es un carna. Si tu caes ententación, fue una debilidad.
11. Si tu prójimo no acepta el reto, es un cobarde. Si tu no loaceptas, es que "no estas capacitado."
12. Si tu prójimo exhorta en forma dura, está falto de amor. Si tu lohaces, es "ira de Dios."
13. Si tu prójimo ora por finanzas, no sabe orar. Si tu oras porfinanzas, es "para la obra de Dios."
14. Si tu prójimo no ora ni alaba en alta voz, está muertoespiritualmente. Si tu no oras ni alabas en alta voz, es que lo hacescon el corazón.
15. Si tu prójimo recibe bendiciones, es por la misericordia de Dios. Si tu recibes bendiciones, es porque te las mereces.
16. Si el hijo de tu prójimo es rebelde, él es mal padre. Si tu hijo esrebelde, es porque "heredó el carácter del abuelo."
17. Si tu prójimo paga mal por mal, es porque es un vengativo. Si tu lohaces es que estás haciendo justicia.
18. Si tu prójimo cumple con su deber, es para "acumular puntos." Si tucumples con tu deber es porque eres responsable.

CARTA DE PAPA

PARA TODOS LOS PADRES Y MADRES


Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque estabas tardando demasiado en desayunar; te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso, te levanté por los pelos y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto, llevabas la mirada perdida.

Te despediste de mí tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal. Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puesto unos pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos ... ¡qué parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte!

Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido.

Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque tú no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi escritorio.

Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude ... ¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido ... ?.
Luego escuché unos golpecitos en la puerta...

"Adelante" - dije, adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.

Me volví con seriedad ...
"¿Te vas a dormir? ¿Vienes a despedirte?"
No contestaste. Caminaste lentamente, con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.

Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suave en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba.

"Hasta mañana, papito" - me dijiste.
Me quedé helado en mi silla.

¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Por qué me desesperaba tan fácilmente? Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta... a exigirte como si fueses igual a mí y ciertamente no eras igual.

Tú tenías una calidad humana de la que yo carecía; eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor.

¿Por qué me costaba a mí tanto trabajo? ¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado?
¿Qué es lo que me estaba aburriendo? Yo también fui niño... ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?

Después de un rato entré a tu habitación y encendí la luz con sigilo. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé... Me incliné para rozar con mis labios tus mejillas, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el llanto y cerré los ojos.

Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Es tan difícil aprender a controlarse y comprender la pureza que tienen nuestros hijos.
Somos los adultos quienes los hacemos temerosos, rencorosos, violentos.

Te cubrí cuidadosamente con las mantas y salí de la habitación. Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día, cuando leas esta carta, sabrás que a veces nuestros padres no son perfectos.

Pero sobre todo, ojalá que siempre te des cuenta que, pese a todos nuestros errores, te amamos más que a nuestra propia vida......

Tu papá......