“porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.”
Hch. 4:20
Hch. 4:20
Cuando Dios ha cambiado nuestra vida, nos ha hecho una nueva criatura y nos ha dado el gozo de la salvación (Sal 51:12), nuestro gran anhelo es compartir con los demás nuestra alegría y contarles del gran amor de Dios.
Comparto con ustedes esta noticia que a mí me impactó, por el testimonio constante de uno de nuestros hermanos en Cristo, que apareció en un diario Austral y decía lo siguiente:
Una tarde de día jueves, era el primer día de abril, exactamente en la ciudad de Punta Arenas, un anciano de 87 años entró a una barbería de la ciudad… Oscar Castillo, el profesional que lo atendió; testificó lo siguiente:
Apenas el anciano entro por la puerta dijo: Tengo 87 años y estoy fenomenal! Dios me ha tratado bien. Cuando joven fui malo, me lo pasaba borracho, me gastaba todo el sueldo, pero ahora estoy bien. Después que conocí a Dios está todo bien!!
Tengo mi platita, pago mis cuentas y tengo alimento para tres o cuatro meses en reserva.Lo que sí, hay que portarse bien porque Dios a uno siempre lo está mirando. El siempre mira…..Comento don Juan al barbero…
En su sencillo lenguaje, apenas el anciano cruzo la puerta comenzó a testificar del poderoso cambio que Dios hizo en su vida.
La conversación y testimonio duró hasta que a don Juan Serón terminaron de cortarle el cabello. Entonces un fuerte dolor apretó su pecho, don Juan trató de bajarse de la silla pero no pudo sin la ayuda del barbero…
Cuenta el barbero que don Juan se repuso…caminó hacia otra silla, allí se sentó y dijo: Ahora sí, estoy bien!
A los pocos segundos había partido a la presencia de aquel que le motivaba a hablar de su poderoso cambio sin parar…
Que maravilloso momento para partir a la presencia de su Creador…
Hermanos… hablemos de Cristo, hablemos de su amor, hablemos del cambio que Él ha hecho en nosotros… Dios nos bendiga y compartamos que el nos ama.