domingo, 25 de mayo de 2008

EL EJEMPLO DE LA HORMIGA

La hormiga, es un insecto pequeño, numeroso, y las escrituras las destacan por su sabiduría y laboriosidad (Pr. 6:6/8; 30 24:25), estas se encuentran por todo el mundo excepto en las regiones polares.


Se reúnen en colonias (compuestas de algunas docenas) y también en población que suelen ser de centenares de miles. Aunque tienen reinas estas no ejercen gobierno sobre ellas, (Pr. 6:7), Si no mas bien es una hormiga madre que su función esencial es poner huevos, puede vivir hasta quince años.


Las hormigas obreras tienen diversos deberes como buscar y reunir alimento, limpiar el nido, excavar nuevas cámaras, cuidar los huevos y defender la colonia de los intrusos. Las más grandes suelen actuar como soldados ante una invasión externa, tienen una compleja organización pero lo más interesante es que entre ellas no se conoce la función de capataz.



Una pequeña indagación sobre la hormiga da más convicción a los versículos “¡Anda perezoso, fíjate en la hormiga!. ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría! (Prov. 6:6 versión internacional), veamos, estas se distinguen por su trabajo, constancia y resolución, pues a menudo lleva o arrastra con gran firmeza objetos que cuyo peso dobla o triplica el suyo, y hace todo lo posible por llevar a buen término su tarea sin volver nunca atrás aunque caiga o resbale por una cuesta empinada. Es asombrosamente cooperadora, mantiene el hormiguero muy limpio y se interesa por sus compañeras ayudando a veces a las que se han lastimado o agotado a regresar al hormiguero.



Al aceptar la invitación del rey Salomón y observar a estos insectos, podemos aprender una gran lección de esfuerzo, compañerismo, constancia y firmeza, tan necesaria para nuestra vida espiritual, y también como parte del cuerpo del Cristo que es la Iglesia.



Meditemos, para que algún día lleguemos a la estatura de la hormiga.

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